Ando estos días reflexionando sobre la vida.
Sobre nuestra vida. Sobre lo que hay.
Sobre lo que nos rodea. Sobre todo.
Mientras camino por las aceras con la vista clavada en las baldosas, me pregunto cual es la fuerza que nos mueve. Que nos lleva de un lugar a otro. Que nos impulsa.
Doy por hecho que existe esa fuerza, qué está presente en cada gesto, en cada movimiento, en cada decisión, en cada esquina, en cada sombra...
Esa fuerza nos sigue.
No hay forma sencilla para tratar de abordar este tema, porqué me refiero a algo invisible para nuestros ojos. Un elemento similar a la materia oscura que hay en el universo, que está, porqué se ha demostrado, pero que no se puede ver.
La fuerza que nos mueve tampoco se puede ver, pero creo que está ahí.
Que siempre está ahí.
No sé si es la reflexión que quería encontrar, no sé si estaba deseando encallar en el puerto de la idea que me ronda la mente, desconozco cual era mi intención. Pero sólo te puedo decir, que ando estos días pensando en
los hilos...¿Quién puede asegurarme que no somos marionetas atadas al movimiento de una mano que mece nuestros hilos? ¿Y si no hay decisión propia? ¿Y si no hay libertad?
No hablo de destino. No.
Hablo de una fuerza superior.
No hablo de divinidad. No.
Hablo de una fuerza superior.
¿Y si todos fueramos fruto de un sueño? ¿O creaciones de una fuerza propia superior?
Quizás estoy vagabuandeando, demasiado, últimamente sobre esta idea. Dándole vueltas.
Pero veamos; si yo soy capaz de escribir una novela, un cuento, un breve relato... Y crear para él una serie de personajes con vida propia.
¿Porqué motivo no puede alguien haberlo hecho antes conmigo?
¿Y si somos breves suspiros de historias enlazadas?
¿Y si somos pétalos de la flor que alguién regó para albergarnos durante un cierto tiempo?
¿Y si somos las diminutas piezas de un puzzle que se nos escapa de las manos?
Quizás la que llevas no sea la vida que tu querías para tí, pero en el hipotético caso de que yo tenga un mínimo de razón, tu vida será la vida que alguien quería para tí.