No soy una persona que esté preconcebida a quejarse, a lamentarse, a hincar la rodilla. No soy una persona que ante las adversidades se atemorize. Pero una cosa es que te desprecien y otra es que te hundan. Porqué este sábado ibamos por el mismo caminito. No se jugó por problemas federativos del rival. Y no se jugó. Pero el daño estaba hecho, y a esta hora, 24 después, es irreparable. Voy a por él. Mañana voy a por él. Asisto a todos y cada uno de los entrenos, lo doy todo, rindo, lucho, aguanto, sé sufrir... Cuando otros se paran a medio entreno porqué las piernas no dan para más, porqué están cansados o ni vienen porqué el día anterior estaba enfermos. Pero oye tu, que casualidad para el partido no sólo están disponibles sino que el ¿entrenador? considera que son los que mejor pueden rendir ese día. Y yo me quedo de nuevo en la misma situación. La situación Andy Hinkel. Me veo igual, sin posibilidad de disputar un minuto de titular. Pero espera que es mejor aún... Antento. Juego de centrocampista, y en esa misma demarcación juega el hijo del ¿entrenador?, que juega siempre de incicio, y es curiosamente de los que se rompen a medio entreno y corren lo mínimo, además que no tiene toque de balón. No sabe. Es nulo. Resulta que su padre, el ¿entrenador? decide ponerlo de titular el sábado, a pesar de que él llegó al partido tan sólo 20 minutos antes de disputarse, cuando todos llevábamos ahí -me incluyo- un hora y cuarto larga. Pero el ¿entrenador? decide que jugará, igual que otro que ha venido a contandos entrenos y aún no había venido a ningún partido. Pero yo... Yo no. Aún así, queda lo mejor. Su hijo viene pero el otro, el otro chico no aparece, y él decide hacer un cambio de última hora. Parecía que iba a ser yo, incluso cuando él dijo que al no haber venido aún ese jugador iba a jugar otro en su posición. Alguien en el vestuario dijo mi nombre, y sin embargo, él dijo "si... o él o..." Y dijo el nombre de otro, otro que es delatero, que acaba de salir de una lesión. Que quería jugar, pero no podía creer que le estubiesen haciendo jugar en medio. Y así era... ¿Y yo? ¿Que co*o soy yo? Ya veo de lo que va la cosa. No soy un victimista, ni por asomo, pero comprovarás que la cosa es sospechosa. Todos, absolutamente todos se dan cuenta que el hijo del ¿entrenador? no vale, es un cero a la izquierda. No sirve. Pero todos se callan la boca. Lo dicen por detrás. Pero yo me he hartado, por dos cosas. Una, me influye mucho, porqué además de haber corrupción en mi equipo, es dónde yo debería jugar. Y dos, el ¿entrenador? exhibía el otro día un carné de afiliación al partido socialista. ¿Y no se supone que debe aceptar el hecho de tener todos las mismas oportunidades seamos de diferente condición social, cultural o religiosa? Vamos que estoy hasta los huevos. Y "yo soy alemán y no me rindo". Pero eso no significa ser gilipollas. Y encima dice el ¿entrenador? que su hijo es un tío que da pases al espacio, que toca bien el balón... Sólo le falta estar bien fisicamente. ¿Y yo? Estoy mejor fisicamente. ¿No te valgo so gilipollas? Estoy harto del puñetero enchufismo. Y de el motivo por el que ese ¿entrenador? me tiene una profunda manía. Me lo voy a comer mañana. Deseadme que no me invada la ira... O no demasiado. |
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