Tengo que decir la verdad.
No sé si es el tiempo, la inactivadad por la rodilla,
el miedo colectivo o la incertidumbre del futuro.
Pero le temo a lo que está por venir.
Estoy, en cierto modo, amedrentado.
Ahora mismo, me siento como el funambulista que
zarandeándose, echa un visatzo abajo,
para cerciorarse de si hay o no red.
Busco aliento en cualquier bocanada de aire
pero todas juegan a epujarme, a privarme del equilibrio.
No hay protección, la caída, el golpe, es mortal
la gravedada emplea su fuerza y me atrae
es como un campo magnético, no puedo librarme.
Y me escudo en canciones tristes, melancólicas
en canciones que me evocan otros tiempos
palabras, letras, acordes, cuerdas
todo me lleva a otro lugar.
No estoy al borde del precipicio
piso tierra firme
No hay juicio
soy libre.
Y me escudo en tres canciones.
"Cerca de las vías" de Fito y Fitipaldis
"Con el paso de los años nada es como yo soñé"
Y me escudo en "Kamikazes enamorados" de Quique González
"No hay vía libre, es una trampa mortal"
Y me escudo en "Vente" de Carlos Chaouen
"Vente, que te espero en la aduana del cariño
con un carné falso y una foto de cuando era un niño"
Y me paso el día preguntándome
¿De que me va a servir?
Si es que me va a servir...